Sentada frente al teclado las palabras se atropellan en mi mente…
Por dónde empezar a escribirlas?. Cómo expresar lo que siento de
manera que sea tal cual es, pero al mismo tiempo sin sentir que mi
alma queda desnuda, sin protección alguna?. Es difícil mantenerme
objetiva cuando de mis sentimientos se trata. Lo intentaré.
El
camino de ser mujer es largo, tenemos mil obstáculos que enfrentar en
esta fase de la vida llamada femineidad. No todo es rosa, y delicado, y
dulce, y suave, y …
En la niñez estamos marcadas por los vestiditos
rosas, las muñecas, los vestiditos para las muñecas, las mediecitas con
volados y las hebillas para el pelo entre tantas cosas que de mil
amores cambiaríamos por pelotas, autitos de colores, un jeans roto o
pelo corto. Es un gaje que aceptamos de generación en generación sólo
por el hecho de nacer mujer… Y al ser madre olvidamos que una vez
odiamos eso y volvemos a castigar a nuestras hijas pisoteando el
juramento que de niñas hicimos.
Crecemos dominadas por “lo que una
señorita debe hacer y lo que no”, y la que no cumpla con esa visión es
mirada con malos ojos por la sociedad. Por la sociedad que está
integrada por esas mismas mujeres que juramos nunca seríamos. Cuánta
paradoja no?...
Ya en la etapa adulta nos convertimos en esposas y
madres olvidando a veces nuestra femineidad. No sabemos dónde ni cuando
la dejamos a un lado, sólo sucedió como suceden las cosas “naturales” de
la vida. Y es el momento en que nos damos cuenta que la perdimos que
comenzamos por fin a valorarla, a entender el porque de su existencia,
el significado de ser mujer. Hoy me miré al espejo y me pregunté con
angustia dónde la dejé.
Cuándo cambié el jeans sexy o la seductora
pollera por el pantalón deportivo gris sin forma?, cuándo dejé de
maquillarme al levantarme y olvidé mimar mi cuerpo con cremas y
perfumes?, cuándo dejé de lado mi femineidad?... cuándo dejé de lado mi
esencia femenina para convertirme en éste estuche que cada vez está más
vacío?.
Ser mujer es un camino largo y duro, y también tiene que ser
dulce, rosa, delicado, sexy, porque si dejamos de lado algunas de esas
características nos perdemos a nosotras mismas como mujer propiamente
dicha, como seres especiales que es para lo que nacimos, tal cual fuimos
concebidas desde el primer día de la creación.
Quiero mirarme en el espejo y encontrarme allí…
No hay comentarios:
Publicar un comentario