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martes, 16 de abril de 2013

Quiero mirarme al espejo y encontrarme allí...

Sentada frente al teclado las palabras se atropellan en mi mente… Por dónde empezar a escribirlas?. Cómo expresar lo que siento de manera que sea tal cual es, pero al mismo tiempo sin sentir que mi alma queda desnuda, sin protección alguna?. Es difícil mantenerme objetiva cuando de mis sentimientos se trata. Lo intentaré.
El camino de ser mujer es largo, tenemos mil obstáculos que enfrentar en esta fase de la vida llamada femineidad. No todo es rosa, y delicado, y dulce, y suave, y …
En la niñez estamos marcadas por los vestiditos rosas, las muñecas, los vestiditos para las muñecas, las mediecitas con volados y las hebillas para el pelo entre tantas cosas que de mil amores cambiaríamos por pelotas, autitos de colores, un jeans roto o pelo corto. Es un gaje que aceptamos de generación en generación sólo por el hecho de nacer mujer… Y al ser madre olvidamos que una vez odiamos eso y volvemos a castigar a nuestras hijas pisoteando el juramento que de niñas hicimos.
Crecemos dominadas por “lo que una señorita debe hacer y lo que no”, y la que no cumpla con esa visión es mirada con malos ojos por la sociedad. Por la sociedad que está integrada por esas mismas mujeres que juramos nunca seríamos. Cuánta paradoja no?...
Ya en la etapa adulta nos convertimos en esposas y madres olvidando a veces nuestra femineidad. No sabemos dónde ni cuando la dejamos a un lado, sólo sucedió como suceden las cosas “naturales” de la vida. Y es el momento en que nos damos cuenta que la perdimos que comenzamos por fin a valorarla, a entender el porque de su existencia, el significado de ser mujer. Hoy me miré al espejo y me pregunté con angustia dónde la dejé.
Cuándo cambié el jeans sexy o la seductora pollera por el pantalón deportivo gris sin forma?, cuándo dejé de maquillarme al levantarme y olvidé mimar mi cuerpo con cremas y perfumes?, cuándo dejé de lado mi femineidad?... cuándo dejé de lado mi esencia femenina para convertirme en éste estuche que cada vez está más vacío?.
Ser mujer es un camino largo y duro, y también tiene que ser dulce, rosa, delicado, sexy, porque si dejamos de lado algunas de esas características nos perdemos a nosotras mismas como mujer propiamente dicha, como seres especiales que es para lo que nacimos, tal cual fuimos concebidas desde el primer día de la creación.
Quiero mirarme en el espejo y encontrarme allí…

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